“Que ni un ciego se lo creería”. (Sí, eso mismo pensé yo cuando me formulé la pregunta). Pero haz un esfuerzo e imagina por un momento que la genética te ha agraciado con un rostro juvenil y un cuerpo que desafía a las leyes del tiempo y la gravedad…
Tienes 40 años, no estás nada mal, pero tu marido (un poeta que en su día fue famoso) te abandona por una chica más joven. Además, el muy cretino se ha gastado todos tus ahorros en el juego y te ha dejado tantas pellas que te embargan tu único hogar. Para mayor desgracia, quince años atrás abandonaste tu carrera en una editorial de éxito por criar a tu pequeña. Pequeña que ahora tiene 18 años y está cursando un posgrado en la India para no verse envuelta en “las disputas” de sus padres.Estás sola en tu desgracia. Sin casa. Sin dinero. Sin trabajo… Y ni siquiera puedes celebrar la reciente soltería…