No os imagináis la ilusión que me hacía firmar en la Feria del Libro y, especialmente, en mi ciudad, en Madrid.
Y tampoco os imagináis la panzada a correr que me di mientras acuchillaba verbalmente a mi marido por saltarse a la bartola las indicaciones del GPS y aparcar en el culo del mundo (un inciso: para aquellos que no habéis visitado el culo del mundo os diré que no pilla cerca del Retiro).
En fin, que me corrí la San Silvestre el día equivocado, doblé un bolardo con la rodilla y llegué a la caseta de Pàmies a puntito de caerme desmayada sobre la montaña de ejemplares de Alexa entre las olas. Ya me imagino el titular de Huffington Post: «Autora desentrenada muere sobre la torre de ejemplares de su propia novela. Atento a los memes».
Coñitas aparte, la mañana del sábado 9 no la olvidaré mientras viva. Me lo pasé en grande charlando con vosotras, lectoras, mientras os firmaba. Fui tan feliz que se me pasó el mosqueo con mi chico, el cansancio de la carrera y el dolor de rodilla (¡puto bolardo!). Eso sí, el moratón sigue ahí…
Prueba de que fue un día muy especial os dejo este resumen gráfico.
¡Millones de gracias, lectoras!