De los zapatos a las Converse roñosas

Sip. Por encima de la lasaña de mi suegra y los bocadillos de Nocilla, amo y amaré los zapatos de tacón de doce centímetros  Cualquier incauto que se enrole en una expedición por mi trastero pensará que tengo más vida social que todas las Kardashian/Jenner juntas: sandalias de purpurina de dudosa calidad (pero eso yo no te lo he dicho), stilettos de todos los colores, unos clones de los Spike de Louboutin (que son tan cómodos como cepos para ratones) y un larguíííísimo etcétera.

Repito: cualquiera pensaría que mi vida está repleta de cenas, fiestas, viajes de placer…  ¡Y un cojón de mono! (como diría mi abuela). Ya quisiera yo, party animal de nacimiento, estar de farra día sí y día también; hincharme a cócteles y bailar hasta el amanecer. Pero nada más lejos que la realidad, queridas.

Qué marcha señores…

Por desgracia, llevo una vida más monacal que Kiko Rivera desde que ha perdido peso. Mis días se suceden currando, educando, cocinando y blasfemando… En resumen: soy tan madre como lo era la mía. Y lo peor de todo, siempre calzo unas Converse roñosas a las que, imbécil de mí, les he otorgado el poder de la inspiración divina.

No destilan glamour, tampoco olor a queso, pero me dan suerte infinita. Las Converse son mis verdaderas musas. (Chalada que está una).

Y ahora te preguntarás por qué colecciono tantos zapatos, si me paso la vida con unas zapatillas roñosas que prácticamente caminan solas. Tranquila, mujer, formula la pregunta, que no me ofendo… que mi chico también lleva preguntándoselo durante más de dos décadas.

LIBROS, ZAPATOS Y BOLSOS NUNCA SON SUFICIENTES (mi lema de vida).

¿Que estoy muy deprimida y necesito dosis de humor? En mi librería de casa siempre encuentro alguna comedia romántica que atesoro desde hace meses. ¿Que he caído en bancarrota y, para colmo, me han invitado a una fiesta (¡¡gracias, señor!!) cuyo dress code me obliga a ponerme algo rosa? Unos pitillos y un top en negro fácilmente combinables con esos stilettos fucsia, que me compré hace un siglo en el mercadillo de Torrevieja. ¿Que han advertido en el telediario que vamos a sufrir la peor glaciación de la historia…?

Madre mía qué follón de bolso.

¡Que no cunda el pánico, amigas! Pongo a vuestra disposición una docena de bolsos XXL donde podemos guardar cientos de latas de comida, medicinas, los abrigos de Jon Snow y a nuestros chorbos (a falta del propio Jon Snow para darnos calor).

Los chantajes de Cristina

Y si hablo de zapatos es inevitable que mencione a la gran ladrona de calzado de la historia: mi queridísima hermana pequeña. La única persona en el mundo a la que permito abrir mi armario, aun sabiendo que media hora después saldrá de mi casa con un motín jugoso: mi camiseta favorita para ir de concierto, unos botines animal print que (según ella) robé a un hobbit, ese vestido del que cuelga la etiqueta desde hace años…

¡Chalada, qué te estás llevando la ropa sucia!

Y a pesar de ser desvalijada cada temporada por ella, a pesar de todo, Cristina es mi persona favorita de todos los tiempos. Un hombro para llorar, un abrazo de consuelo, una nanny gratis, mi mejor compañera de juergas…

¡Bah! No pasa nada… era garrafón.

Cristina es el único bicho viviente al que confío mis hijos, mi gata o mis manuscritos (y mucho antes de que los lea cualquier persona de mi círculo). La «MiniCanta»es la culpable de que yo me decidiera a escribir. También la única que se queda despierta hasta las tres de la madrugada leyéndome y corrigiéndome para ponerme notitas del tipo: «repásate la rae, zopenca», «¿¿eso es un chiste?? Porque a mí no me hace ni puta la gracia».

La muy pesada me amenaza de muerte si abandono la escritura y la que me chantajeó para darle un personaje en Miss Zapatos de Lujo, cuando ni siquiera había pensado en un posible título.

O aparezco en tu novela o empiezo a cobrarte la hora por cuidar a tus hijos cada vez que tu marido y tú os vais de parranda.

En fin… Poneos en mi lugar. ¿Cómo no iba a darle un personaje molón a mi hermana? Por si te falla la memoria…

YO=PARTY ANIMAL (algo gagá)

¿Quién es Nick Mendoza?

Eso digo yo: ¿en quién demonios me inspiré? Porque en mi pareja ni de lejos, por mucho que a él le gustaría.

El caso es que soy de la opinión de que ni los mejores genios inventan nada desde cero. Y mucho menos yo, con mi CI del montón y mis pobres neuronas maltratadas.

Tras aplicarme un poco de autoanálisis (que nunca viene mal, por cierto), he llegado a una gran teoría. ¡¡¡Sííí!!! ¡Yihaaa! A veces pienso, luego existo. Ese es el motivo de mis terribles jaquecas… Es lo que tiene darle al coco, amorcito mío.

Ah, que la excusa de la regla ya la he utilizado…

Sospecho que el Sr. Mendoza es una especie de Frankenstein de Jared Leto, algunos rockeros por los que babeo y todos esos macizorros que almaceno en mi subconsciente. Y creedme; son muchos los años que llevo en este mundo; miles horas de gimnasio contemplando adonis mientras finjo que pedaleo, y metros de espacios vacíos en mi cerebro. En el Arca de Noe caben todos, caben todos…

Te acabo de dejar embarazada.

¿Y en qué se puede parecer el prota rockero a Jared Leto? Pues ya te digo yo que en nada.  No se parecen en nada de nada. Pero estoy casi segura de que mi Nick tiene mucho de Leto. Porque lo mío con Jared es ¡muy-fuerte-muy-fuerte!, amigas.  Ni yo misma lo entiendo. Le deseo-pero-no, podría ir a su próximo concierto en España, pero me resisto a tenerle a tan solo unos metros de mí…  Ainns… No quiero que se se rompa el hechizo… Pero enfermé de amor hace poco viéndole en el Hormiguero… Conclusión: que soy más tonta que Abundio, que se echó una carrera él solo y quedó el segundo.

Who’s that girl…

¿Y quién es la auténtica Marta García? Aquí no tengo ninguna duda. Ella tiene un poco de todas nosotras. Miss Zapatos de Lujo es un cóctel molotov de mujeres (divertidas, pasionales, ambiciosas, supervivientes…) que he conocido a lo largo de mi vida. También ha heredado un poco de mí, o más bien de mi YO del pasado: de la veinteañera que fui, con sus miedos e inseguridades, que trataba de no tambalearse sobre unos tacones a cada paso que daba en un mundo de hombres.

No duelen nada. No duelen nada. No duelen, snif… nada

Y estos son los secretitos Feber que os puedo contar de Miss Zapatos de Lujo. Nos vemos en un próximo post…  Mientras tanto: ¡qué seáis muy felices y os inviten a una fiesta salvaje! Fdo: una party animal desesperada.

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Yo tengo el poder.

Definiendo conceptos

En el caso de que no seas adicta a la moda o tengas cosas más importantes que hacer en tu vida que memorizarte los dos millones de términos fashionistas que invaden las revistas, quédate con este sencillo concepto:

stilettos = zapatos de tacón de aguja de siete centímetros y medio.

Por suerte, el mercado nos ofrece mucha diversidad de modelos y medidas de tacón que pueden variar desde unos manejables cinco centímetros hasta los imposible trece, número gafé donde los haya y, especialmente, cuando hablamos de zapatos (noche arruinada).

La penúltima y nos vamos a casa…

¿Por qué se llaman stilettos? (En lugar de vil asesinos, por ejemplo)

El origen del término stiletto poco tiene que ver con la moda y el calzado. Su procedencia es latina y su significado era “aguja o punzón”. En el Renacimiento también se denominaba stilettos a las dagas afiladas que utilizaban los asesinos para cometer sus crímenes. Y se dice que debido a ese parecido gráfico entre dicho modelo de zapato y el estilete letal, estos zapatos se asociaron con el fenómeno femme fatale tras la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, los zapatos de tacón de aguja fueron mucho más anteriores a las historias de Mata Haris y espías. Ya en siglo XVIII fueron datados algunos modelos, aunque tuvieron que pasar más de doscientos años para que el diseñador francés, Roger Vivier los reinventara con materiales más asequibles y bajo el término por el que hoy todas conocemos: stilettos.

Roger Vivier. El creador de los stilettos

Estamos de acuerdo en que no es nada fácil caminar sobre un cono de medio centímetro de base por diez de altura; y, mucho menos, por el centro de la ciudad atravesando obras, el troquelado antideslizamiento del pavimento, las rejillas de ventilación del metro o el dichoso agujero de la tapa de los alcantarillados (una trampa mortal ideada por alguna mente perversa, ñeee) .

Glamconsejo: yo también los utilizo como medida para el arroz

«Nimiedades», me respondería el genio de Vivier que nunca tuvo que correr a la parada del autobús subido en uno de sus modelos porque llegaba tarde a la oficina. La intención del gran diseñador siempre fue afilar el tacón todo lo posible para que la mujer pudiera lucir una figura más estilizada, de piernas esbeltas y cuyo caminar le exigiera un paso corto y, por ende, un vaivén sinuoso de sus caderas. Obviamente, este caballero antepuso la estética por encima de la comodidad de las mujeres. Y obviamente, buscaba que cualquier fémina subida en sus tacones pudiera captar la atención de todos los hombres a su alrededor.

Y si te atreves también puedes hacer yoga-lettos (invitado quedas a una sesión, Jared Letto)

Mujer en stilettos, ¿mujer poderosa?

Además de la connotación erótica que suponen estos zapatos para los caballeros (sobre todo, fetichistas y masoquistas), a los stilettos también se les ha otorgado el don de “empoderar” a la mujer.

Personalmente no creo que el poder, la feminidad o sensualidad de una mujer dependa de los zapatos que utilice y, mucho menos, de los centímetros que midan sus tacones. Creerse o no poderosa es más una cuestión de actitud que de moda. Es un sentimiento. Es lograr sentirse cómoda y segura en la piel de una misma.

Van a juego con mi coche. ¿Qué pasa?

Aclarado esto, me confieso fiel amante de los stilettos pero por otros motivos más terrenales:

• Son un complemento básico y atemporal: puedes lucirlos en una fiesta, en una reunión o entrevista de trabajo, de terracitas con amigas, en verano o invierno, el año que viene o dentro de una década; y con la seguridad de que no han pasado de moda.
• Da igual que lleves un vaquero roto, una camiseta básica y un moño medio deshecho. Te calzas unos stilettos, te pintas los labios de rojo y nadie pensará que un minuto antes te encontrabas despatarrada en el sofá pegándote con los apuntes de Filosofía.
• Vestida de la cabeza a los pies o simplemente como dios te trajo al mundo: los stilettos siempre te darán un toque sexy.
• Y cuando no tengo ni idea de cómo combinar un vestido de estampado complicado (ese quebradero del que os hablaba al principio del post), me calzo unos stilettos negros y lista para trotar. O tropezar…
• ¡Ah! Y son económicos. Puedes adquirir un par muy baratos gracias a Inditex o de piel 100% en Molé Molé , una firma española con una excepcional calidad-precio. Te la recomiendo.

En fin, que los stilettos pueden ser un «salvaocasiones» que escondes en tu fondo de armario. Eso sí, no lo olvides: los zapatos no nos hacen más bellas a las mujeres. Somos nosotras las que realzamos la belleza real de un sencillo par de zapatos.

¡Quién me mandó mudarme a un cuarto sin ascensor!

Fotos: Molé Molé, Louboutin, Jimmy Choo, Pixabay

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