Enamorase, sin duda, es uno de estos viajes no planificados por los “lugares con encanto” del otro. Un viaje muy intenso del que guardas recuerdos bonitos, que dejan huella y, a veces, (por desgracia) una herida abierta en el corazón. Un viaje sin guía turístico ni GPS…, ¡ojito!, con el riesgo que eso supone: ¿me perderé a mí misma en esta aventura?, ¿necesito más complicaciones de las que tengo ya?, ¡mierda! ¿por qué no inventan YA una Guía Repsol del amor?

Sí, lo admito, se me va tanto la pinza

que hago castings mentales a los personajes

para mis novelas”.

 Alexa entre las olas es algo parecido al cuaderno de viaje de Alexandra Vera (33) explorando el mundo de Izan Oliveira (24); unas vacaciones locas en las que descubres que existen otras maneras de amar, vivir y sentir a alguien muy dentro de ti. Dos olas que rompen una contra la otra.

Dos olas, dos protas: Alexa versus Izan

(Sí, lo admito, se me va tanto la pinza que hago castings mentales a los personajes para mis novelas).

1. Defínete en tres palabras.

Alexa: Simpática, bromista y un pelín… obsesiva; o eso dice siempre mi amiga Rebeca.

Izan: Todos somos mucho más que tres palabras, pero bueno…, supongo que soy mar, libertad y paz.

2. ¿Qué es lo que más te gusta de ti?

Alexa: Pasapalabra.

Izan: ¿Qué diantres significa “pasapalabra”?

Alexa: ¿Y quién diantres utiliza la palabra “diantres”?

Izan: Bah, déjalo, tía. En fin…, lo que más me gusta de mí es que me siento feliz con lo que soy y con lo que hago. No quiero ni busco problemas. Mi vida es disfrutar del surf, del mar y del día a día.

Alexa: Hey, hey, espera, que yo también disfruto de mi trabajo. Me codeo con los mejores médicos de este país, organizo conferencias de traumatología, viajo…

3.  Y hablando de viajes: imagina que quieres escapar por un tiempo de tu vida, ¿dónde te esconderíais?

Alexa: En el mejor lugar del mundo, en mi cama.

Izan: ¿En la cama? ¡¿Hablas en serio?!

Alexa: Sí, ¿y qué tiene de malo? ¿A ti no te gustaría pasarte un tiempo dormitando, viendo la tele, reflexionando…?

Izan: No, yo me marcharía lejos a buscar aventuras, a una isla desierta en mitad del océano, por ejemplo.

Alexa: Pues te equivocas de casting, chato, esto no es Supervivientes.

4. ¿Y qué te llevarías contigo?

Izan: A ella.

Alexa: ¿A mí? ¡Ja, ja, ja! Vaya, vaya… con el niñato, qué descarado…

Izan: Otra opción es que Alexa me lleve a mí a su escondite preferido.

Alexa: ¿A mi cama? ¡Uy! Pero, Ana Cantarero, ¡a mí no me metas en tus historias literarias con un tipo sobrehormonado! Mira, chavalote, yo soy feliz tirada en mi camita, viendo mis series del Netflix y con una nevera llena de helado. Te aseguro que conmigo te ibas a aburrir mucho.

Izan: Igual, tú conmigo no te aburres.

Alexa: Ejem, ejem… Haré que no he oído nada. ¡Siguiente pregunta!

Amor de verano

5. ¿Cuándo fue la última vez que te enamoraste?

Alexa: La última vez… Mmm…, ¿acaso se deja de estar enamorada de esa persona a la que has amado intensamente? La verdad es que llevo meses formulándome esta pregunta.

Izan: Estoy con ella. Amar de verdad deja siempre una huella en el corazón como la marea en arena; y lo peor de todo es que no se borra fácilmente.

Alexa: Dios, qué cuqui es este chico, ¿no?

Izan: ¿Qué significa cuqui?

Alexa: Búscalo en el mismo diccionario donde aparece la palabra “diantres”, bonito.

6. ¿Cómo te imaginas a tu pareja perfecta?

Izan: Sincera, cariñosa, divertida…, y que disfrute de cada momento que compartamos juntos, por muy insignificante que sea este.

Alexa: Alguien a quien admire por encima de cualquier hombre, incluso por encima de mí, aunque eso, debo admitir, no es tan difícil.

7. Lo más loco que has hecho en la vida fue aquella vez…

Alexa: Una Nochevieja de hace dos años volvía a casa de una fiesta un poco achispada y, cuando cruzaba el parque, mi amiga Bec me animó a que me lanzase por un tobogán. No me lo pensé dos veces, la verdad; y tampoco en que estaba lloviendo y que yo llevaba puesta una falda de cuero. Hice aquaplaning…, literalmente. Salí disparada del tobogán y aterricé con el trasero. Un esguince de coxis me diagnosticó mi novio traumatólogo. No se lo deseo a nadie. ¡Qué dolor más horrible! La expresión “me parto el culo” la pronunciamos demasiado a la ligera, os lo aseguro.

Izan: ¡JA, JA, JA! Espera, espera… ¡JA, JA, JAAAAAA! ¿Eso es lo más loco que has hecho en tu vida, chica? ¿Tirarte por un tobogán infantil? Entonces, mejor no te cuento yo mi locura más loca.

8. Si la vida fuera una canción, ¿cuál sería la tuya?

Alexa: En mi caso, lo tengo clarísimo. El Wannabe de las Spice Girls. ¡Qué recuerdos, coño! Esa fiesta de fin de curso en el insti, subida en un bafle ni cual gogó y lanzando la pierna al aire a lo Mel C… Yo quería parecerme a la Spice Deportista, ¿te lo puedes creer? ¡Yo!, que elegí vivir en un primer piso por si algún día se rompe el ascensor.

Izan: ¿La canción de mi vida…? Cualquier tema de The Doors, supongo…; pero, ahora mismo, mientras miro a Alexa, se me viene uno muuuy bueno a la cabeza.

Alexa: ¿Cuál?

Izan: No te lo pienso decir, ¡je, je, je! Chica de las olas, tendrás que descubrirlo por ti misma. Y en Karra, en mi paraíso…

¡Corten!

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Alexa entre las olas

SINOPSIS

¿Qué responderías a tu mejor amiga si esta te propusiera abandonar tu vida para pasar un verano en una aldea costera de Portugal?
«El plan suena idílico, pero nosotras no nos podemos permitir vagabundear por los pueblos. Somos dos mujeres de treinta y tres años…».
Pero imagínate que te invita a su boda el hombre con el que has convivido durante tres años y del que todavía crees que sigues enamorada…
«Mañana solicitaré una excedencia por seis meses a mi jefe y si me la concede, cuenta conmigo para viajar a Portugal».
Permiso concedido, maletas cargadas en tu Mini amarillo, mil kilómetros recorridos y de repente un regimiento de avispas autoestopistas se cuela por la ventanilla.
«Nos asustamos, salimos zumbando del coche y este decidió por sí mismo lanzarse de morros al río. Tal cual. Splash. Chapuzón».
Entonces, aparece a lo lejos una destartalada furgoneta vintage conducida por un surfero de veinticuatro años con pintas de Tarzán que resulta ser…
«Nuestro salvador o mi castigador, según el color del cristal con que se mire».

Alexa entre las olas es una marea de sentimientos y emociones de un pasado que arrasa con un presente incierto; donde la adrenalina se confunde con el deseo, la amistad con el amor y el sentido del humor con el miedo. Viajarás a playas paradisiacas, cabalgarás tu gran ola, disfrutarás de fiestas playeras y revivirás ese romance veraniego del que toda mujer guarda un inolvidable recuerdo.

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ALEXA ENTRE LAS OLAS

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Aplaudid, gritad, enviadme un ejército de sevillanas del WhatsApp, porque… ¡¡El próximo viernes salgo de fiestorro con mis amigas!!

No estaba muerta… estaba de parranda. A chíviri, a chíviri…

El plan suena estupendo: cenaremos en un restaurante mexicano del barrio, asaltaremos la barra de algún club nocturno e incendiaremos la pista de baile hasta que nuestros pies echen fuego. Seis madres pirómanas de la noche, que tras meses de encierro domiciliario aprovecharán a tope su libertad condicional. ¿Verdad que suena fantástico? Salvo un pequeño contratiempo…

¡¡¡¿QUÉ DEMONIOS NOS PONEMOS?!!!

Cuando orbitas por los bares con la misma frecuencia que el cometa Halley; es muy probable que las prendas que atesoras en tu armario, se hayan convertido en fósiles de dinosaurios.

Si la situación se agrava por esa mala costumbre de leer tres libros por semana (¡ay, qué ver, qué manirrota es una!), de aprovechar las ofertas del Black Friday, comprar regalos para todas las personas que amas (y cuando una es amorosa es fácil caer en el despilfarro); entonces, queridas mías, perdonadme la expresión pero…

¡ME CAGO EN SAN PANCRACIO Y EN EL P*** PEREJIL!

¡¡ESTOY SIN BLANCA!!

¿Cómo solventar este contratiempo? ¿Sigo el consejo de Winona Ryder y me pongo el modelito que lucí hace veinte años?  Y la pregunta que no dejo de formularme desde que vi Stranger Things: en los tratamientos de cleptomanía en Los Ángeles ¿te congelan en una cámara hiperbárica? Porque si es así, juro que empiezo a robar en el chino de mi barrio a mansalva.

Trucos y triquiñuelas para no arruinarte en un modelito de fiesta  

1. Resucitar con bonitos y baratos accesorios alguno de los fósiles que guardamos en nuestros armarios arqueológicos.

2. Extraer el filtro de la lavadora, rasgar los forros de los viejos bolsos y registrar los bolsillos de todos los abrigos que guardas en casa. [Hecho real: hace años, me encontraba en crisis absoluta y pagué al repartidor de un restaurante chino siguiendo estos tres pasos mencionados. Reuní 35 pavos en calderilla y me sobraron unas cuantas monedas con la cara de Franco].

3. Comprar prendas festivaleras tiradas de precio y que, además, podamos aprovecharlas el resto del año. Un chollo bien aprovechado aligera los cargos de conciencia.

4. Todas las anteriores respuestas las damos por válidas.

Falda de lentejuelas (desde 11,95€ en Shein.com)

¿Que las lentejuelas no son muy favorecedoras? ¿Que el brilli-brilli nos convierte en truchas como a Mariah Carey? Olvidaos de esas leyendas urbanas. La clave está en elegir la prenda y talla adecuada.

Con las lentejuelas no se juega. Mejor en falda recta que demasiado estrecha.

Si me dais a elegir entre una falda con lentejuelas o un vestido de paillettes a lo Moulin Rouge, siempre apostaré por la primera: es una prenda más económica y, según las expertas, un básico atemporal. Porque las paillettes, amigas, lo creáis o no, jamás se pasan de moda. Siempre son bienvenidas en fiestas (ya sea navideñas, de empresa o en la playa), en una cena romántica y, todavía más importante: podemos pasearlas a cualquier hora del día y época del año, si sabes perfectamente cómo combinarlas, claro está.

Cómo llevar la falda de lentejuelas tirando de tu fondo de armario:

1. Con camisa de cuadros y/o botas cañeras para un estilo rock.
2. Si te va más el look casual, apuesta por la camisa vaquera y botas cowboy.
3. Una camiseta blanca lisa, americana negra, stilettos y viva la madre que te…
4. Para frioleras: jersey de lana oversize y mosqueteras.
5. Y en deportivas podrás jartarte a bailar esta Nochevieja o lucirla a diario, sin caer en el overdressed (demasiado emperifollada).

Leggins imitación cuero o malla encerada (desde 15,95 € en Stradivarius)

Si no te resultan cómodos los leggins de cuero, una buena opción son los de purpurina.

Lo ideal sería poseer unos auténticos pantalones de piel; pero la experiencia me ha enseñado que son fríos, caros, no muy cómodos y un “hijo tonto”, cada vez que tienes que llevarlos a limpiar a la tintorería.

Los leggins que imitan al cuero son la mejor opción anticrisis. Puedes lucirlos con botas y/o deportivas en tu día a día; con Dr. Martens para ir de concierto; con taconazo y blazer en una cena y, si los combinas con top brilli-brilli también te funcionarán en Nochevieja.

 Consejos para leggins de cuero sintético:

1. Lávalos a mano, con agua fría y sin añadir suavizante. Este producto deteriora muchísimo las prendas de lycra.
2. Sólo si tu presupuesto te lo permite, elige un modelo de leggins total shape: la lycra es más fuerte, modela el trasero y reduce barriga. Se venden en Calzedonia.
3. ¡Y un consejo para mujeres frioleras! ¿Sufres convulsiones por una simple ráfaga de viento? ¿Lloras de pena en la parada del autobús en invierno? ¿Has votado a favor de la bata manta en la oficina? ¡Genial! Eres de las mías. Eso sí, no cometas el error de plantarte unos leotardos debajo de los leggins de cuero o te pasarás la jornada tirando hacia arriba de tu entrepierna. Hazme caso: prueba con unos leggins de cuero térmicos (también en Calzedonia) y canta conmigo ¡ALELUUUUUUYA!

Leotardo de fantasía para lucirlos con sandalias de fiesta (desde 9,99€ en H&M)

¿Quién demonios ha dicho que para estar guapa hay que sufrir? ¿O que debamos morir de hipotermia por culpa de llevar medias de cristal a cero grados? Esas palabras sólo han podido salir de una antigualla humana que jamás ha regresado a su casa el día de Año Nuevo, a las siete de la mañana, con los dedos de los pies gangrenados. Un listillo que jamás se ha planteado comerse los churros y tirarse adrede la taza de chocolate hirviendo sobre las piernas. Un boca-chancla que no sabe qué es mearse encima para guardar el calor en su cuerpo mientras espera un taxi en la Gran Vía.

¿Quién? ¡Quién nos pone la pierna encima que no levantamos cabeza!

Vestir mona o a la moda no significa que debamos maltratarnos a nosotras mismas. ¡Qué estupidez! Si quieres aprovechar esas sandalias que te compraste para la boda de tu amiga y no morir de frío, hazte con unos pantys o calcetines de lana con toques de fiesta. O esos térmicos negros que venden en las tiendas Decathlon (en serio, no son tan horrorosos como piensas). Eso sí, combínalos de forma creativa pero inteligente.

De izquierda a derecha: look setentero, look años 20 y mix de gladiador alemán haciendo turismo en Mallorca (¡argggg!)

Broches de pedrería para decorar nuestro abrigo de pelo (desde 3€ en bisuy.com)

furry + broches = abrigo joya de Zara

Róbaselo a tu abuela, cómpralo en una tienda vintage o recicla ese que escondes en tu armario desde hace décadas. El caso es que los abrigos de peluche, pelo sintético o furry (como lo llaman las fashionistas) son la gran tendencia de esta temporada. Ya os explicaré en un futuro post cómo combinarlos para sacarles todo el partido posible, pero por ahora quédate con este truco para ir de fiesta: con broches de pedrería, pegándole perlas o tachuelas resucitarás tu abrigo de los noventa.

Una boa de pelo (desde 16,99 €, pillada en H&M)

No todas disponemos de vestidos de gala para los Goya, pero rara es la mujer que no guarda en su armario un sencillo vestido negro de cóctel; ese que nos salva de cualquier compromiso social de última hora. (Y si no te lo has comprado todavía, anótalo para tus compras de rebajas).

Con un simple vestido negro y una boa de pelo lograrás el toque glamuroso para los eventos de estas fiestas navideñas. También puedes combinarlo con un smoking negro, tu perfecto, con cazadora vaquera (moderna que eres) o con jersey de cuello alto y pantalones de tweet corte palazzo. O envolverte en él cuando salgas de tu fiesta a fumar ese último pitillo del año. En fin, que este simple accesorio te ofrece muchas posibilidades.

Mucho abrigo, mucha bufanda de pelo pero la pobre chica olvidó las botas.

¡Atención, navegantes! Vestido combinación y/o mortaja lencera

Muchas mujeres de mi generación (la X, en mayúscula) hemos desarrollado cierta fobia a las medias color carne, a las combinaciones, bragas reductoras y sus hermanas mayores: las fajas de cuerpo entero.

Mientras que las medias transparentes no han sufrido grandes transformaciones en los últimos años —al menos, yo sigo pensando que mis piernas embutidas en esas cosas se parecen a las de una Nancy—; los diseñadores de fajas y combinaciones interiores han logrado que una no se sienta la actriz porno de una peli de los ochenta. Tanto es así, que me he convertido en una gran defensora de estas últimas. Respecto a las fajas, a día de hoy, todavía me resisto a ellas con todas mis fuerzas, pero esa es otra historia que ya os contaré cuando supere la vergüenza.

Pero a lo que iba. Soy fiel a las combinaciones de raso negro o nude y las utilizo, frecuentemente, para dar cuerpo a esos vestidos gasa o de tejidos chichinabescos que compro en las tiendas low cost. Alguna vez (y que no sirva de precedente) me he enamorado ciegamente de un modelo y lo he utilizado como vestido exterior sobre camiseta, para asistir (ni más ni menos) a una fiesta. (Glups…)

Ya, ya… Lo sé. Me acerco peligrosamente al estilo de Madonna. #prayforme

Y aquí acaba la lista de las prendas económicas que te salvarán las fiestas. Después de perturbaros con esta gran foto de la reina del pop; después de desvelaros estas prendas económicas para sobrevivir en Navidad, solo espero que este post os sirva de ayuda. Y si no, recordad que siempre podéis organizar en casa una fiesta Fin de Año con vuestras amigas, pillaros una buena milonga de gin tonics y cantar a vuestro vecino soltero de oro All I Want For Christmas Is You. Este sí que es un plan navideño bueno, bonito y barato. De esos que no se olvidan nunca. ¡Felices fiestas!

Todo lo que quiero para Navidad es un jamón

Imágenes: Pixabay.com, giphy.com, Pinterest.es.

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Yo tengo el poder.

Definiendo conceptos

En el caso de que no seas adicta a la moda o tengas cosas más importantes que hacer en tu vida que memorizarte los dos millones de términos fashionistas que invaden las revistas, quédate con este sencillo concepto:

stilettos = zapatos de tacón de aguja de siete centímetros y medio.

Por suerte, el mercado nos ofrece mucha diversidad de modelos y medidas de tacón que pueden variar desde unos manejables cinco centímetros hasta los imposible trece, número gafé donde los haya y, especialmente, cuando hablamos de zapatos (noche arruinada).

La penúltima y nos vamos a casa…

¿Por qué se llaman stilettos? (En lugar de vil asesinos, por ejemplo)

El origen del término stiletto poco tiene que ver con la moda y el calzado. Su procedencia es latina y su significado era “aguja o punzón”. En el Renacimiento también se denominaba stilettos a las dagas afiladas que utilizaban los asesinos para cometer sus crímenes. Y se dice que debido a ese parecido gráfico entre dicho modelo de zapato y el estilete letal, estos zapatos se asociaron con el fenómeno femme fatale tras la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, los zapatos de tacón de aguja fueron mucho más anteriores a las historias de Mata Haris y espías. Ya en siglo XVIII fueron datados algunos modelos, aunque tuvieron que pasar más de doscientos años para que el diseñador francés, Roger Vivier los reinventara con materiales más asequibles y bajo el término por el que hoy todas conocemos: stilettos.

Roger Vivier. El creador de los stilettos

Estamos de acuerdo en que no es nada fácil caminar sobre un cono de medio centímetro de base por diez de altura; y, mucho menos, por el centro de la ciudad atravesando obras, el troquelado antideslizamiento del pavimento, las rejillas de ventilación del metro o el dichoso agujero de la tapa de los alcantarillados (una trampa mortal ideada por alguna mente perversa, ñeee) .

Glamconsejo: yo también los utilizo como medida para el arroz

«Nimiedades», me respondería el genio de Vivier que nunca tuvo que correr a la parada del autobús subido en uno de sus modelos porque llegaba tarde a la oficina. La intención del gran diseñador siempre fue afilar el tacón todo lo posible para que la mujer pudiera lucir una figura más estilizada, de piernas esbeltas y cuyo caminar le exigiera un paso corto y, por ende, un vaivén sinuoso de sus caderas. Obviamente, este caballero antepuso la estética por encima de la comodidad de las mujeres. Y obviamente, buscaba que cualquier fémina subida en sus tacones pudiera captar la atención de todos los hombres a su alrededor.

Y si te atreves también puedes hacer yoga-lettos (invitado quedas a una sesión, Jared Letto)

Mujer en stilettos, ¿mujer poderosa?

Además de la connotación erótica que suponen estos zapatos para los caballeros (sobre todo, fetichistas y masoquistas), a los stilettos también se les ha otorgado el don de “empoderar” a la mujer.

Personalmente no creo que el poder, la feminidad o sensualidad de una mujer dependa de los zapatos que utilice y, mucho menos, de los centímetros que midan sus tacones. Creerse o no poderosa es más una cuestión de actitud que de moda. Es un sentimiento. Es lograr sentirse cómoda y segura en la piel de una misma.

Van a juego con mi coche. ¿Qué pasa?

Aclarado esto, me confieso fiel amante de los stilettos pero por otros motivos más terrenales:

• Son un complemento básico y atemporal: puedes lucirlos en una fiesta, en una reunión o entrevista de trabajo, de terracitas con amigas, en verano o invierno, el año que viene o dentro de una década; y con la seguridad de que no han pasado de moda.
• Da igual que lleves un vaquero roto, una camiseta básica y un moño medio deshecho. Te calzas unos stilettos, te pintas los labios de rojo y nadie pensará que un minuto antes te encontrabas despatarrada en el sofá pegándote con los apuntes de Filosofía.
• Vestida de la cabeza a los pies o simplemente como dios te trajo al mundo: los stilettos siempre te darán un toque sexy.
• Y cuando no tengo ni idea de cómo combinar un vestido de estampado complicado (ese quebradero del que os hablaba al principio del post), me calzo unos stilettos negros y lista para trotar. O tropezar…
• ¡Ah! Y son económicos. Puedes adquirir un par muy baratos gracias a Inditex o de piel 100% en Molé Molé , una firma española con una excepcional calidad-precio. Te la recomiendo.

En fin, que los stilettos pueden ser un «salvaocasiones» que escondes en tu fondo de armario. Eso sí, no lo olvides: los zapatos no nos hacen más bellas a las mujeres. Somos nosotras las que realzamos la belleza real de un sencillo par de zapatos.

¡Quién me mandó mudarme a un cuarto sin ascensor!

Fotos: Molé Molé, Louboutin, Jimmy Choo, Pixabay

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